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el ejÉrcito defensor de la soberanÍa nacional de nicaragua  (defending Army of nicaraguan national soverEIgnty)
 
 

Estas páginas están enfocadas en el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN)

 
 
 

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Sandino in José Román, Maldito país  • 

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General A. C. Sandino on the "Legión Latinoamericana" as recounted by José Román:

    Yo le llamo La Legión Latinoamericana, a los vinieron voluntariamente de casi todos los países de Latinoamérica a engrosar las filas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua. Sin embargo, debo aclarar que aunque me sea necesario incluirles en tal denominación, simplemente para hacerles honor especial que merecen, yo no considero extranjero en Nicaragua a ningún latinoamericano.

    La Legión Latinoamericana, no sólo constituye uno de los gestos más hermosos de solidaridad continental con nuestra lucha y una prueba elocuente del inmenso valor de loa lazos de sangre, de lengua y de raza que unen a los pueblos latinoamericanos, sino además la mejor condecoración recibida por nuestro ejército.

    Los miembros de la Legión Latinoamericana son algo muy diferente a lo “voluntarios” que por hambre o alguna otra necesidad se enganchan en París en la Legión Extranjera, o en Nueva York y San Francisco en el cuerpo de marinos de los Estados Unidos y aunque en estos dos ejércitos hayan algunas excepciones, solo son excepciones, mientras que en nuestra Legión Latinoamericana cada uno de sus miembros tuvo que abandonar un hogar bueno y clausurar todo un mundo de esperanzas para ir costeándose su propio pasaje, pasando enormes dificultades y afrontando peligros mortales tan sólo para llegar a un noviciado único, Largo y durísimo y eventualmente llegar a ser un soldado sin sueldo y vivir en estas selvas bellas pero inhóspitas y ascender lentamente ¡Eso es verdadero heroísmo!

    Por razones de espacio y de tiempo, ya que usted está muy enfermo y a mí se me han presentado labores y urgentes no podré mencionar por ahora los nombres de todos los miembros de La Legión Latinoamericana, deber ineludible que supongo para un futuro más propicio. Mientras, quiero mencionarle los nombres de algunos de aquellos que por una razón deben figurar en este relato, esperando rendir un modesto homenaje a toda la Legión. Más tarde publicaremos una obra enteramente dedicada a rendir homenaje detallado a cada uno de estos numerosos héroes, créame, Román, son tantos que será un libro extenso. En nuestro archivo están inscritos todos sus nombres incluyendo sus generales y todos loas datos de servicio, etc. Comencemos pues con el más distinguido miembro de La Legión:

   El General Manuel Maria Jirón Ruano.   De nacionalidad guatemalteca. Alto oficial del ejército de aquel país. Estudió milicia en la Academia Militar de Postdam, en Alemania. Viajo extensamente por toda Europa y dominaba cinco idiomas. Fue gobernador de Petén.

    El general Ruano Jirón Ruano dejó a su esposa y sus niños, dejó su hogar y seas propiedades para ingresar a nuestro Ejército como un simple soldado. Por su capacidad competencia militar y muchos meritos ascendió rápidamente al alto rango de general, Debido a su basta cultura a su trato refinado, a sus modales y su gran caballerosidad llegó a ser uno de los más queridos y respetados de nuestro Ejército. Prescindo el decirle que era valiente, pues todo el que ingresaba a nuestras filas venía dispuesto a morir y sabía que las probabilidades de salir con vida eran pocas.

    Jirón Ruano fue el primer y único prisionero en toda la guerra, pero no fue capturado en campaña: sucedió que el general Jirón Ruano se enfermó gravemente de paludismo y pidió permiso para irse a curar a Guatemala, desde luego se le concedió el permiso. Yendo, vestido de civil y desarmado, rumbo a León, al pasar cerca de las minas de San Albino, cruzando un riíto le cayeron de sorpresa ocho marinos de la tropa que comandaba un teniente Hanneken. Éste no quiso hacerse responsable y se lo entregó a un mierdoso mercenario Mexicano llamado Escamilla, quien antes de fusilarlo le preguntó si tenía algo que decir y Jirón Ruano le contestó “!nada, hijo de puta!”

    De todos los muertos del Ejército, ha sido el hombre más sentido todavía, cuando se menciona su nombre entre los que fueron sus soldados y oficiales, se saluda militarmente su memoria. Cuando termine de organizar la cooperativa y tenga un poco de tiempo para atender lo misa asuntos personales, tengo planeado hacer los arreglos necesarios para que los hijos del General Jirón Ruano sean educados por mi cuenta, tal como su padre lo hubiera hecho.

    La memoria del General José María Jirón Ruano es una Gloria imperecedera para nuestra hermana República de Guatemala.

    Teniente Coronel Carlos Aponte Hernández.   Joven universitario de la República de Venezuela. Me sirvió algún tiempo de ayudante personal. Vino expresamente a dar dos años de servicios en nombre de los estudiantes de la universidad de Venezuela. Hombre sin tacha y excelente amigo. Al término de dos años regresó a su patria ¡Un héroe!

    Esteban Pavletich.   Joven de nacionalidad peruana, aunque de origen europeo me sirvió de ayudante en asuntos de oficina. Vino en nombre de los intelectuales del Perú. Desgraciadamente después estuvo a punto de enredarme en asuntos del PARA. Intrigó a tal grado, que como ya le dije, en Mérida tuve que expulsarle del Ejército.

    Capitán Augusto Farabundo Martí.   Estudiante de leyes de nacionalidad salvadoreña.

    En el fondo tenía grandes méritos pero desgraciadamente combinados a un carácter sumamente rebelde. Tuve que expulsarle del Ejército por haberme querido enmarañar en México en un enredo con los comunistas que me costó muchos dolores de cabeza. Después continuó dedicándose a esas actividades, por las que fue fusilado en El Salvador por el déspota Martínez, realmente, yo nunca tuve ninguna disputa ideológica con él, pero por su rebeldía no pudo comprender las limitaciones de mi misión a México, ni su categoría de subordinado.

    Antes de ser fusilado vivó al Comunismo Internacional y dijo antes de morir, aunque había sido expulsado de su ejército quería morir gritando, ¡Que viva el General Sandino!

    Capitán Gregorio Gilbert.   Joven estudiante y de la República Dominicana. Vino en nombre de la juventud estudiantil de su país. Se incorporó al ejército para servir dos años, que no pudo cumplir enteramente por mi viaje a México es un excelente hombre de grandes méritos personales y con una opinión propia bien formada. Peleó con bravura y sin tregua y después regresó a su patria. ¡Otro héroe!

    Sargento Marcial Salas.    Estudiante universitario de la hermana República de Costa Rica. Fue muerto en la batalla de El Manteado en lucha cuerpo a cuerpo con un teniente de la marina, quien a su vez fue ametrallado por el entonces capitán Gregorio Colindres. A Salas se le enterró con honores de Capitán. ¡Otro héroe!

    Teniente Rubén Ardilla Gómez.   Se presentó en nombre de los estudiantes universitarios de Colombia. Perteneciente a una familia muy distinguida y rica de su país. Un muchacho muy brillante Peleó bravamente en varios combates y estuvo en mi guardia persona por mucho tiempo.

    Capitán Alfonso Alexander.   Joven y notario colombiano. Fue ayudante del General Estrada y fue emisario mío. Junto con el Coronel Sánchez Salinas, ante el presidente Sacasa, pero como ya lo dije, fueron encarcelados.

    Con todo esto y muchos otros más latinoamericanos, en Nicaragua tiene una deuda eterna de gratitud y respeto.

    Hubo también alemanes, ingleses, irlandeses y ciudadanos de otras nacionalidades que ofrecieron sus servicios en nuestro ejército, pero muy cortésmente a todos les rendí las gracias informándoles al mismo tiempo que la pauta del ejército solamente permitía militar en sus filas a latinoamericanos.

    La misma contestación di a varios marinos americanos que desertaron en sus filas y quisieron ingresar a las nuestras. Entre ellos dos oficiales cuyos nombres no quiero sean publicados, porque además de presentarse ante mí personalmente, traían varias ametralladoras y veinticinco mil dólares del pago de su guarnición. Acepté las armas y a mucha insistencia de ellos, cinco mil dólares como una contribución personal a nuestra causa. Además de rendirles las gracias en nombre mío y de Nicaragua, lea puse a salvo al otro lado de la frontera, en Costa Rica. Si más tarde se llega a saber sus nombres por otra fuente, ya no es culpa mía. Otro marinos se suicidó y varis desertaron. Sus nombres fueron publicados oportunamente, pero no por infidencia mía.

    Debo aclararle que la Legión Latinoamericana no constituyó un solo cuerpo. Primero por que vinieron en diferentes épocas y segundo por que los más operaron en diferentes regiones, que no conocían, pero en total fueron tantos que podrían haber formado un regimiento. . . .

     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     

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