Circular
a las autoridades de las Segovias
San Rafael del Norte, 19 de mayo de 1927.
Por la presente daré a saber mi última determinación
respecto a la actual situación política de nuestro país.
Parece que el movimiento constitucionalista, encabezado por
Moncada, ha quedado despachado, habiendo quedado el pueblo
víctima de la imposición yankee y de la irresolución de las
principales cabezas. Si se ha hecho bien y merece aplausos
la manera pacifista con que principió a terminar ese
movimiento, se le debe directamente a Moncada, y si es digno
de crítica y si a alguien se debe acusar de responsable es
al mismo Moncada, por la manera con que desmoralizó a la
Ejército al regreso de Managua, lo que hizo de la siguiente
manera: reconcentró las fuerzas que se encontraban en Las
Banderas y Boaco, lo mismo que al tren de guerra que estaba
en Teustepe, así como a las otras fuerzas que habían quedado
en nuestro poder; y todo eso lo hizo sin el consentimiento
general del Ejército, e invitando a los jefes para una
conferencia que se celebraría en Boaco, en donde se trataría
de la conveniencia o no de aceptar las bases propuestas por
los yankees, y al mismo tiempo hizo lo que de su parte
estuvo para aceptar las bases que los “machos” habían
propuesto.
Yo estuve presente a escucharle con un grupo de mis
compañeros y le oí sin contestar, y porque psicológicamente
comprendí lo resuelto que estaba en su interior para
entregar las armas, e irónicamente te [les] pregunté frente
a él a mis muchachos, si estaban dispuestos a entregar sus
armas; y ellos contestaron con un “pujido” y voltearon las
espaldas. Al comprender Moncada que yo no estaba con su
opinión, me miró de frente, casi amenazante, diciéndome que
mi deber era ajustarme a la opinión de la mayoría, porque de
lo contrario era locura que yo intentara luchar con los
“machos”.
Comprendiendo que yo hacía bien en contradecirle, porque aún
podría privar mi libertad, le contesté que eran mis deseos
acceder a la opinión de la mayoría, pero yo sabía que la
mayoría ya estaba vencida por él mismo, puesto que con la
reconcentración de las fuerzas había cundido la
desmoralización del Ejército. Fui a la conferencia. Cuando
llegue a la sesión había terminado. Todo esto yo lo hacía
por fórmula y no por fe ni obediencia. Pedí permiso para que
en el caso de entregar las armas hacer lo en Jinotega, pero
se me dijo que había que comunicárselo a los yankees, y que
para eso habría necesidad de esperar tres días. Yo acepté
esperar en el lugar que se llama El Cacao, pero cuando
llegué a él le envié una carta al General Moncada
participándole que mi columna se había tardado por falta de
comida; que yo mismo me ponía en marcha para Jinotega en
donde quedaría esperando sus órdenes y como siempre sujeto a
la opinión de la mayoría de los Jefes. Pero todo esto lo
hacía por poder evitar que me pusieran obstáculos en mi
marcha, y así poder traerme el armamento, tal como lo dice.
A mi llegada a Jinotega convoqué a las principales personas
de dicha ciudad para manifestarles mi resolución de luchar
con los yankees, pero que antes de presentarnos en acción
lanzaríamos una protesta contra los Estados Unidos en nombre
de Patrio Liberal de Nicaragua, porque ya en esos días
estábamos desmembrados.
…En vista de no haber hombres resueltos a dejar el “cuero”
por un gesto de heroísmo, resolví deshacerme de las personas
que comprendí eran dueños de intereses y que no les gustaría
abandonar sus hogares. En Jinotega tengo alrededor de cien
hombres y en Estelí otro tanto.
Ya he dado órdenes a las fuerzas de Jinotega, como a las
otras partes, para no presentar acción a las fuerzas
norteamericanas, en caso de invadir a dichas plazas, y que
se reconcentren en el lugar donde yo estoy, que es San
Rafael, para que las autoridades civiles escuchen las
pretensiones de los yankees, y mientras tanto yo saberlo
todo por telégrafo e ir a esperarlos donde a mí me convenga,
y cerrar así el movimiento constitucionalista con broche de
sangre yankee.
No me importa que se me venga el mundo encima, pero
cumpliremos con un deber sagrado. Por todo lo dicho
protestaré por mi propia cuenta, si es que no hay quien me
secunde.
De Uds. affmo. compañero y amigo,
A.C. Sandino
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